Carta a Cristina Kirchner ante la crisis financiera
Adolfo Pérez Esquivel y otros
Rebelión
Buenos Aires, noviembre de 2008
Sra. Presidenta de la República Argentina
Dra. Cristina Fernández de Kirchner
S/D
De nuestra consideración:
Los abajo firmantes deseamos expresarle nuestra profunda preocupación y nuestro rechazo a la convocatoria realizada por el Presidente estadounidense George W. Bush, que junto con otros líderes del G8, convoca a los gobiernos del G20 y a los máximos responsables de las instituciones financieras internacionales como el FMI y el BM, a una Cumbre a realizarse el 15 de noviembre en Washington, precisamente, para responder a la crisis financiera internacional que ellos provocaron. Por tal motivo, deseamos manifestarle nuestra opinión para que sea por Ud. considerada, a propósito de su participación en esta cumbre.
La actual crisis económica mundial pone en discusión las políticas económicas hegemónicas vigentes en los últimos treinta años en el ámbito mundial que promovieron la liberalización de la economía a favor del capital transnacional. Episodios de barbarie se presentan todos los días ante nuestros ojos. Las mercancías, los servicios y los capitales circulan sin trabas a nivel planetario, mientras las políticas migratorias aplicadas por los países desarrollados son cada vez más violatorias de los derechos humanos impidiendo a los habitantes de los países empobrecidos dirigirse a los países ricos. La concentración de riqueza en beneficio de una ínfima minoría de la población mundial alcanza unas alturas jamás igualadas en la historia de la humanidad. El abismo entre los países ricos y los países empobrecidos se profundiza sin cesar.
Este encuentro, sin embargo, es considerado por sus impulsores como una importante oportunidad para fortalecer los cimientos del capitalismo, al abordar como mejorar la liberalización del comercio y la inversión
Debemos aprender las lecciones del siglo XX. En el marco de la liberalización económica se promovió la apertura de nuestras economías, cuando los países centrales del capitalismo continuaron sus políticas proteccionistas. Para ello, estimularon mecanismos perversos del “Comercio Internacional” promoviendo la firma de TLC (Tratados de Libre Comercio) y TBI (Tratados Bilaterales de Inversión) con la promesa de desarrollo, equidad y disminución de la pobreza en los países de la región. La realidad se ha encargado de evidenciar lo contrario. La firma de estos tratados ha servido para favorecer económicamente a los países ricos y saquear nuestros Recursos Naturales, generando la precarización de las relaciones laborales y el empobrecimiento profundo de las mayorías. Como así también, se ha promovido e impuesto un sistema de endeudamiento que ha servido para despojar a nuestros países de bienes naturales y financieros. Y en este sentido, hoy más que nunca es necesario establecer mecanismos que conduzcan a allanar el camino para poner fin a la dependencia y a la impunidad creada con el reclamo ilegítimo de la deuda externa.
Las reformas que proponen los países más poderosos del mundo, reunidos en el G8, incluyen rescates millonarios a los bancos y entidades financieras y otorgan poder y legitimidad a instituciones como FMI y el BM que, conjuntamente, tienen una total responsabilidad en esta crisis financiera, como así también, en la crisis alimentaria, climática, energética y civilizatoria.
Sin embargo, el mito continúa, la ideología neoliberal del libre comercio sigue viva e intenta tomar un nuevo impulso. El propósito de esta Cumbre es hacer pagar a los Pueblos el precio de esta crisis internacional que ellos mismos han provocado.
Es hora de tomar caminos alternativos. Por eso reclamamos:
Por un nuevo orden económico mundial, autónomo y soberano, donde las decisiones sean analizadas y discutidas democráticamente. Los países latinoamericanos debemos construir una integración regional favorable a los Pueblos y la Naturaleza y al mismo tiempo iniciar una desvinculación del mercado capitalista mundial. Un proceso integrador con una definición político-social basada en la justicia social. El ALBA – TCP son procesos en marcha que apuntan en ese camino.
Que los compromisos que se tomen no sean a espaldas de los Pueblos, sino debatidos tanto por la sociedad en su conjunto tanto en Argentina, como en el resto de los países Latinoamericanos y Caribeños.
Que se ponga fin al destino de recursos para subsidiar a los bancos y demás entidades financieras especulativas y, que ese dinero se utilice para mejorar las condiciones de vida y trabajo de nuestros Pueblos. Los países de Latinoamérica han acumulado cerca de 400.000 millones de dólares en reservas de cambio, a un costo importante de nuevo endeudamiento; ese dinero debe ser utilizado para cumplir con los derechos humanos y ambientales en un marco de integración regional.
Avanzar con el proceso de constitución del Banco del Sur para que sea una institución democrática (un país un voto) y transparente (que esté asegurada la realización de auditoría externa). Que promueva políticas tales como la Soberanía Alimentaria, la reforma agraria, el desarrollo de investigación en el campo de la salud e industria farmacéutica, reforzar los medios de transporte de uso colectivo (ferrocarriles), la protección del medio ambiente y la utilización de energías alternativas.
Promover, siguiendo el ejemplo de Ecuador, una auditoria integral de la deuda pública externa e interna. Constituir un frente de países para coordinar políticas y acciones frente al endeudamiento ilegítimo. Reconocer el derecho y la obligación de los estados de sujetar el pago de cualquier deuda al cumplimiento prioritario de los derechos fundamentales de su población.
Seguir el ejemplo de Bolivia y retirarnos del CIADI; los Estados latinoamericanos deben aplicar la Doctrina Drago y negarse a renunciar a su jurisdicción en casos de litigio con otro Estado o con empresas privadas.
Establecer un control estricto de los movimientos de capitales a fin de evitar la fuga de los mismos y los ataques especulativos contra las monedas de la región. Aplicación de tasas a los mismos como la Tasa Tobin.
Denunciar y no renovar los TBI (Tratados Bilaterales de Inversión), pues junto con el CIADI, son la herramienta perfecta para el chantaje en manos de las empresas transnacionales.
Retirarnos de instituciones tales como el BM, el FMI y la OMC, promoviendo al mismo tiempo la creación de nuevas instancias multilaterales regionales, Sur-Sur y mundiales, democráticas y respetuosas de los derechos humanos.
En este espíritu, consideramos que en momentos de crisis es imprescindible avanzar en la promoción de una Integración Suramericana solidaria, justa y sustentable. Convocando, además, a los movimientos y organizaciones sociales y políticos para juntos poder debatir y construir acuerdos en torno a salidas que favorezcan el bienestar social y ambiental de todas y todos.
Atentamente.
Primeras firmas:
Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz,
siguen firmas...
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