14.7.08

CESAR HILDEBRANDT POR DOS (*)





Sentados en un banco de oro
Al escribir estas líneas acababa de morir en Pataz, región La Libertad, Manuel Yupanqui Ramos (23 años).Yupanqui era uno de los seis mineros heridos de bala por la policía en las cercanías del yacimiento de oro que explota en Pataz Minera Aurífera Retamas S.A. (MARSA). Un compañero de labores llamado Rosario Castillo Ramos había sido operado de emergencia por una herida de bala en el abdomen y su estado era grave. Yupanqui fue herido en el pecho. Otros cuatro trabajadores presentaban lesiones de armas de fuego, pero tenían un buen pronóstico médico.Todo ocurrió ayer. Y según la versión del secretario general de la Federación de Trabajadores Mineros, Luis Castillo, todos los testigos señalan que la policía parecía tener órdenes de provocar el enfrentamiento.“Los mineros estaban protestando pacíficamente y la policía llegó de otro sitio para rodearlos. No había ninguna necesidad de hacer eso porque nadie estaba causando daños a nada ni a nadie. Sólo se estaba protestando porque MARSA se niega a entregar las utilidades que corresponden al año 2007”, dijo Castillo a una emisora radial de Trujillo.La verdad completa es que algunos piquetes de los dos mil mineros que han paralizado sus labores habían bloqueado la carretera que conduce a Pataz. En la conciencia del ministro Alva Castro se librará el debate en torno a si despejar una carretera vale un muerto y otros cinco heridos de bala.Lo cierto es que doscientos policías salieron de Tayabamba rumbo al anexo de Llacuabamba, distrito de Parcoy y provincia de Pataz, requeridos por los ejecutivos de MARSA, cumpliendo órdenes impartidas desde Lima por el ministerio del Interior y dispuestos a escarmentar a quienes empezaron el 30 de Junio una huelga sectorial que fue levantada hace tres días pero que ellos prosiguieron a nivel local.Y por supuesto que MARSA se parapeta, entre otros argumentos, en el hecho de que la ley sobre el reparto de las utilidades mineras está atorada en los drenajes siempre a tope del Congreso -y en esto la bancada del señor Ollanta Humala tiene una gran cuota de responsabilidad-.Si en las próximas horas sucede algo aún más grave que lo que ha pasado ayer, nadie podrá decir que no estuvo notificado de la situación. Los auxilios bomberiles del régimen parecen haber empezado también una huelga de brazos cruzados.Si el dinero fuera líquido, las empresas mineras tendrían mar propio y océano comanditario. Entre 1990 y el 2007 las exportaciones minerales pasaron de tres mil millones a diecisiete mil trescientos millones de dólares. Y mientras, en ese mismo lapso, el PBI genérico creció un 109 por ciento, el PBI minero lo hizo en un 135 por ciento. Sólo el año pasado MARSA incrementó su producción en 36 por ciento.Pero así como la del guano fue “la prosperidad falaz”, la abundancia minera resulta un cruel espejismo para la mayor parte de los trabajadores del sector. De los 101,192 trabajadores mineros censados por el ministerio de Energía y Minas sólo el 36 por ciento está en planilla (“empleo decente”, para usar la terminología del doctor García). El resto labora bajo el régimen de contratas, en subsidiarias muchas veces engañosas de las propias mineras, y con precarios contratos que se renuevan cada tres o seis meses. Y el salario promedio de un service está entre los 25 y los 30 soles diarios, uno de los más bajos de América Latina. ¿Y cuánto gana un trabajador de socavón formalizado en la planilla de Shougang? Pues 43 soles diarios, un jornal que poco tiene que ver con las cifras de la bonanza corporativa y menos todavía con un oficio que conoce de jornadas de doce horas diarias y reduce en diez años el promedio de expectativa de vida. Para no hablar de la siniestralidad, que en un 75% de los casos ocurre, cuando de accidentes fatales se trata, en los llamados services mineros, ínsulas infames donde las leyes no llegan y la atmósfera es la de las viejas enganchadoras que se mueven como sombras en el “Tungsteno” de Vallejo y en la saga del Garabombo que Scorza hizo galopar.Las cinco primeras empresas del Perú en la lista del éxito hecha por la publicación “The Top 10,000” son mineras. Y la primera es Southern, que sólo en el 2006 tuvo utilidades netas (después de pagar impuestos) por valor de 1,273 millones de dólares. Y un cálculo de Humberto Campodónico respecto de las sobreganancias mineras en el 2007–es decir lo que obtuvieron como añadido por el incremento de ese año en el precio internacional de los metales- nos pone ante la sideral cifra de 12,000 millones de soles. Estamos hablando de 12,000 millones de soles ¡sólo de sobreganancias! ¡Y de 22,000 millones por el mismo concepto si sumamos los años 2005 y 2006!Eso está muy bien. Pero estaría mucho mejor si esa cornucopia salida del Reino de Nunca Jamás fuese menos mezquina con los de abajo y si el gobierno hubiese llegado a un arreglo más digno con la gran minería. Sólo con un razonable 10% de impuestos sobre esas ganancias no previstas el Estado habría obtenido dos mil y doscientos millones de soles para hacer obra social.Mientras tanto, en MARSA, aquella mina que Raimondi merodeó con su vista de lince, a los mineros los abalea una policía que parece la Forza de Yanacocha, la benemérita de la Cerro de Pasco, la de asalto de los tiempos de Toquepala. Y es que cuando García habla de “conspiración comunista para traerse abajo la democracia” no sólo está rebobinándose a los tiempos del muro de Berlín sino que está emitiendo señales químicas que Alva Castro interpreta salivando y el general Salazar rastrillando y los descendientes del famoso Marsano del fujimorismo mirando sentados en su banco de oro. Todo como siempre.



Cuándo se jodió la radio, Zavalita?
“...para que diga por qué APRODEH intervinió en favor del MRTA...”, dice el locutor de RPP.“...Aperturarán proceso penal en contra de funcionarios...”, añade su pareja de locución unos segundos después y refiriéndose a otro asunto.“Un equipo se preparaban...”, insiste la voz de RPP, o sea “la del Perú”, instantes más tarde. Y todo eso en el lapso de unos segundos.Y me refiero a la emisión de ayer por la tarde, entre las 6:30 y las 7 p.m. Lo que transcribo puede ser verificado escuchando la grabación respectiva.¿Intervinió? ¿Aperturarán? ¿El equipo que se preparaban? La radio está más cerca de la gente que apenas habla español. Claro que sí.Y para remate, el conductor del noticiero, un amable nieto de Chita, comenta un “concierto romántico” que será “todo un suceso” y recomienda, eso sí, que “no se corten las venas cuando vayan”.¿Cuándo se jodió la radio, Zavalita? ¿De dónde viene ese Huascarán de bazofia gramatical, esa riada de huachafería, ese supremo mal gusto? ¿Cuándo fue que empezamos a ser nuestro propio Yungay cultural? Con la debacle del Perú, por supuesto. Si un Nuremberg internacional de educadores nos juzgase, la horca nos esperaría. El Perú es, en cuanto a ignorancia declamada, nazismo puro. Y muchas de sus falsificadas universidades son el campo de concentración donde se tortura al lenguaje, se gasea al arte, se patea hasta la muerte a las matemáticas y se marca a fuego el brazo de la imaginación. Si fuera posible herir al idioma sin palabras, los peruanos lograrían esa hazaña aunque fuese matando a todos los mimos de la tribu. ¡Qué mal se habla y qué peor se escribe en estos reinos que un día vieron a Garcilaso el Inca subiéndose a las más altas cotas del idioma!Los escuadrones de la muerte del analfabetismo al mando se pasean por las redacciones impartiendo sus manuales de estilo, aporreando a los partisanos que insisten en escribir con corrección, amenazando con los peores castigos a los que leen. Un tal Zavala los financia, un tal Delgado los arma, la cucaracha Martina los destina, el demonio de Tasmania les da el tono. ¿Cuándo fue que nos jodimos, Vargas Llosa? Creo que nos jodimos:


a) cuando la escuela de Teresa González de Fanning fue reemplazada por la Escuela de Choferes;


b) cuando Porras Barrenechea empezó a ser un desconocido;


c) cuando Mariátegui fue sólo una avenida que cruza Jesús María;


d) cuando Chapulín el dulce tuvo más presupuesto que el Conservatorio;


e) cuando a “Radio Selecta” la mataron de un botellazo en la Novena Sinfonía;


f) cuando Ricardo Palma fue sólo una universidad que auspicia mamotretos;


g) cuando al pobre Vallejo lo raptó un tal Acuña;


h) cuando en el Bausate Meza empezaron a creer que Abril de Vivero era una florería;


i) cuando a Blanca Rosales la llamaron la directriz;


j) cuando nadie recordó que Javier Prado fue, antes que una vía rápida, el autor de “El problema de la enseñanza” y el rector por encargo de San Marcos;


k) cuando todos creyeron que la Vulgata Latina era la Chichi;


l) cuando el cachorro Zavala pensó que José Enrique Rodó había sufrido un grave accidente;


ll) cuando Tula Rodríguez soñaba con bailar las suites de Barranco en tutú rosado;


m) cuando Jessica Tapia creyó que D’ Anunnzio era un gran publicista;


n) cuando los hermanos Agois aprendieron a firmar (hace ocho años);


ñ) cuando Cacho llamó al ministro del Ambiente para hacerle una consulta;


o) cuando Bryce se plagió a sí mismo y escribió “Un mundo para Julius”...Etcétera, etcétera.Hace poco tuve que hablar con un psicólogo, titulado y todo, que decía “dea” y “dean” en vez de “dé” y “den”, respectivamente. Así que le dije que me “dea” un permiso y me retiré. Javier Velázquez Quesquén dice “habíanos” y “teníanos” y puede ser el próximo presidente de ese Congreso que alguna vez pisó Luis Alberto Sánchez. Un señor escribió hace un año en “El Comercio” que los toros de lidia gozaban tanto cuando los atormentaban en las plazas que dejaban de sentir dolor (“Un mecanismo anula el dolor al toro bravo en la lidia”, “El Comercio”, 30 de julio del 2007, página C-11), lo que constituye, más allá de la gramática, un caso extremo de ignorancia bebida y entusiasta. Es que también nos jodimos cuando don Luis Miró Quesada de la Guerra se murió y dejó a “El Comercio” muy parecido al Pérez Araníbar.


(*) Aparecidos en su columna del diario La Primera


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