5.3.08

PEQUEÑOS PADRES



El padre adolescente por Fernando Maestre (*)
Por lo general, los artículos sobre embarazo de personas muy jóvenes suelen estar referidos a las muchachas, pues se considera que ellas son las que más arriesgan su vida debido a que el compromiso psicológico y biológico no es de la misma dimensión de lo que suele involucrar o amenazar la vida de un joven varón que va a ser papá.
El adolescente que va a ser papá suele tener una serie de reacciones, muchas de ellas influenciadas por la opinión de los padres, quienes en la mayoría de casos tienen la idea de que "no deben casarse por estos motivos". Una solución menos complicada, sencilla y humana es darle la bienvenida al bebito y que los jóvenes continúen con sus estudios hasta que ellos puedan o formar una familia autónoma o asumir completamente la manutención del bebé.
Mientras tanto, los varones suelen pasar por decisiones diversas ante estos problemas. Cuando un muchacho se entera de que va a ser padre, lo primero que hace es negar el hecho. Surgen en su mente ideas tales como: "A mí no me puede estar pasando esto", "ese bebé no es mío", "a mí nadie me puede obligar a firmarlo", etc. Otros jovencitos salen huyendo de la ciudad o del país, pero luego pasa un tiempo, se serenan y terminan acercándose a la madre y a la criatura. Puede resultar fácil para los adultos condenar estas irresponsabilidades juveniles de los varones, pero lo cierto es que todos, adultos incluidos, muchas veces reaccionan igual que un jovencito. Si no, ¿cuántos adultos le dicen a su pareja que "ese bebé no es mío" o cosas por el estilo? Por tanto, la interpretación de esta actitud inicial de los varones frente a la paternidad no es más que una reacción transitoria, pues la mayoría termina cuando asume plenamente su rol de padres, aunque les tome tiempo (a veces algunos años).
La causa de esta huida se debe a que el instinto paterno no es equivalente al instinto materno. Mientras que las mujeres nacen ya con un instinto preformado (las niñitas de dos años ya juegan a que dan de lactar a sus muñecas, mientras que los varones ni asomo de lo que puede ser la paternidad), los hombres necesitarán varios años para que en ellos surja la paternidad, que sea capaz de hacerles sentir que están desesperadamente seguros de que quieren proteger a su cachorro recién nacido.
Por ello, si es que están frente a una situación como la descrita, donde un adolescente varón recibe la noticia de que va a ser papá, lejos de atacarlo por su miedo, o de condenarlo porque quiere esconderse en algún lado, bríndele tiempo, hablé con él y no lo apure, hasta que su naturaleza le permita, que se abra camino a su mente los dictados de su corazón que, más tarde o temprano, terminará aceptando al bebé.

(*) Aparecido en su columna del diario Perú21

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