28.2.08

EL LIBRETO DEL CAPITAN




Cinismo a sangre fría por César Lévano (*)
Ahora resulta que el Grupo Colina fue un invento de los enemigos de Fujimori y que el capitán Martin Rivas no mató a nadie, sino que es un ensayista.Sus asesinatos serían, a lo mejor, simples ensayos de asesinato.Con esas versiones, Martin Rivas se muestra como lo que es: un cínico a sangre fría.Una de las argucias del criminal consiste en escudarse en el ­Ejército. Afirma que quienes acusan al Grupo Colina quieren denostar a los militares, que derrotaron al terrorismo y en especial a Sendero Luminoso.El Ejército debería pedir a Rivas que no confunda las cosas: una es el manípulo criminal llamado Colina; otra es la institución de la que formaron parte peruanos prominentes como Andrés Avelino Cáceres y Francisco Bolognesi.Además, conviene recordar que la derrota de Sendero se debió en gran parte a los campesinos organizados y orientados por sectores de izquierda.En todo caso, no fueron los ­asesinatos por la espalda, las torturas aprendidas en cursos yanquis, las ejecuciones forzadas, las violaciones cobardes, los que ayudaron a despejar la amenaza planteada por Sendero.Al contrario. Las acciones tipo Colina fomentaron, sobre todo en el sur andino, el odio contra la fuerza pública.En la audiencia de ayer, el capitán de asesinos intentó dar lecciones de estrategia militar, con ­afirmaciones simplistas. Dijo, por ejemplo, que la guerra de baja intensidad es sinónimo de guerra contra guerrillas.En realidad, la guerra de baja intensidad (Low Intensity Conflict) es una concepción de los militares estadounidenses surgida debido a que Vietnam, un pequeño país del tercer mundo, había derrotado al ejército más poderoso del mundo. Su objetivo es, por eso, elaborar estrategia, táctica y arte operativo para derrotar rebeliones populares, derrocar gobiernos revolucionarios y –¡mucho ojo!– ayudar a gobiernos serviles a Washington.La guerra de baja intensidad la libran los ejércitos reaccionarios mediante fuerzas de operaciones especiales, fuerzas para ­asuntos civiles y fuerzas para ­operaciones ­psicológicas. Las operaciones “psicológicas” incluyen, por supuesto, las torturas. En la prisión Abu Ghraib de ­Irak el mundo ha visto con horror el sadismo de alta intensidad de ­esa estrategia.Esas doctrinas y prácticas inhumanas las asimiló Martin Rivas en la Escuela de las Américas, alma máter de dictadores y asesinos. Martin Rivas ha mostrado en el tribunal el mismo aplomo con que ordenaba matar y mataba bajo las órdenes del asesino mayor, Fujimori. No menos asombroso resulta el desempeño actoral del ministro del Interior, Luis Alva Castro, cuando afirma que los campesinos asesinados en Cusco murieron a causa de armas artesanales… ¡que portaban balas policiales de acero!El cinismo oficial de ayer y hoy tiene el mismo rostro sombrío de la muerte.

(*) Aparecido en la columna del Director del diario La Primera

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