Hoy, hace una semana del sismo. Las réplicas que nos aturdían vienen siendo cada vez mas imperceptibles y también más espaciadas, sin embargo una sensación de temor y desasosiego ha sobrevenido al desastre y sin poder explicármelo por momentos me invade una tristeza larga y silenciosa. Veo las noticias por la televisión, leo los diarios y pareciera que no hemos podido asimilar que ante las fuerzas de la naturaleza no somos mas que sabias hormigas tratando de interpretar nuestra indefensión atávica.También hay quienes siguen en la focking perspectiva política de análisis opositor y pelotudo. Incluso periodistas que me son respetables y queribles caen en la tentación del que pone soluciones después de que pasaron las cosas. Así somos, nos gusta en el casting de la vida el papelito del personajillo, el del juez de la razón y la sinrazón. Yo nunca he sido simpatizante del Apra como partido, ni de Alan García como Presidente o como político, quien revise este blog lo puede comprobar.Pero será mezquino quien no reconozca -que pese a las increíbles dificultades de gestión por ideosincrácia del país- nuestro primer ciudadano se ha comportado a la altura de un buen estadista. Nosotros no somos una potencia mundial y sin embargo hemos registrado el accionar acertado de nuestro gobernante en estas circunstancias sumamente duras y realmente complejas de lo que puede significar enfrentar un desastre natural como el terremoto -o los terremotos- de la semana que paso. Imagínense si los Estados Unidos de Norteamerica con la tragedia del Katrina pudo llevar agua al superdome de Nueva Orleans a los cinco días del hecho, si en el 9-11 tuvieron que perecer tantas víctimas ante el inesperado y cobarde ataque de aviones bomba cayendo de los cielos y la reacción o respuesta fue lenta y hasta tardía, entonces, ¿qué reclaman esas desatinadas voces?. ¿Por qué no hablaron antes del movimiento telúrico?. ¿Qué carajo les pasa? .
Hay que guardar el debido respeto por las víctimas mortales y por los damníficados -como ya dije antes- siempre los más pobres, los que miran el futuro con ojos de incertidumbre. Hechos aislados: gente sin la atención debida, saqueos, alguno que otro ladroncete esquilmando unas bolsas con donaciones o tratando de ganar votos dirigiendo las mismas a sus votantes. Esas bellaquerías -por desgracia- nunca faltan. Eso no hace ni mejor ni peor la intención de tratar de hacer las cosas debidamente. Lo que importa ahora es tomar el toro por las astas y tratar de que no quede en el olvido. Que habrá gente desamparada por un tiempo prolongado y que si dejamos que se enfríe la memoria y que se olvide al necesitado, es que aún no aprendemos a comportarnos como parte de una nación y como seres humanos en proceso de conciencia que si tienen emoción es para construir con ella la armonía general que tanto necesita el mundo. Como dijo Cesar Vallejo, hay hermanos muchísimo que hacer. A trabajar para no olvidar, para prevenir y no lamentar para ser, al fin y al cabo, hijos de la eterna solidaridad. Regresamos al blog, a lo de siempre, pero sin la gloria de ver un país cada vez mejor, porque nuestros egos insignificantes andan jugando a la división.
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