Cuidado con Julio Favre! Ésta es la observación que nos hizo un ex miembro de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, respecto al designado presidente del Fondo de Reconstrucción del Sur (Forsur). No se trata de sus negocios, sus deudas o los juicios de Indecopi sobre concertación de precios. Es sobre su vinculación con grupos paramilitares en la segunda mitad de los años 80 y comienzos de los 90, encargados de la identificación y eliminación de personas consideradas como subversivas, precisamente, los delitos de lesa humanidad por los que se pretende extraditar al prófugo Alberto Fujimori.
Una historia oscura que cuestiona fuertemente la decisión presidencial de escoger a Favre para ponerse al frente de una responsabilidad que requiere una gran entereza moral.Hacia el final del primer gobierno de Alan García, se acrecentó el nivel de violencia política y el número de asesinatos selectivos a cargo de grupos terroristas de Sendero Luminoso en diversas partes del país. Una de las zonas más castigadas fueron las provincias del norte de Lima. En Huaura se asesinó al dirigente del PPC y empresario agrario Javier Puiggros.Fue entonces que se iniciaron los contactos con los servicios de Inteligencia y con la base de la Marina de Guerra para hacer frente a la amenaza. Favre se convirtió en el representante de un grupo de empresarios locales que reunieron una bolsa y abundante información sobre los que serían los senderistas del norte chico. Según relato de uno de los participantes de estas reuniones, los acuerdos a los que se fue llegando implicaban que se harían acciones de identificación, seguimiento, captura, eliminación física y decapitación de los senderistas (o de los que se les considerara como tales), lo que se cerraba con una sesión de fotografía de las cabezas para confirmar que se había cumplido con el objetivo.La Marina habría puesto a disposición elementos de infantería que actuaban en sus tiempos de franco, usando sus armas de reglamento, gozando de recompensas por parte de los empresarios coordinados por Favre. Esta operación macabra llevaba el ingenuo título de “cabecitas peinadas”, porque en su momento culminante se procedía a arreglar los cráneos cercenados. Preguntado sobre este caso el periodista y escritor Ricardo Uceda, autor de Muerte en el Pentágono, indicó conocer el caso de las “cabecitas peinadas”, aunque no llegó a establecer la conexión con ninguno de los empresarios implicados.FujimoriA comienzos de los 90, Julio Favre es nombrado por la Confiep como responsable de autodefensa. ¿Qué credenciales podía exhibir un especialista en pollos, gallinas y maíz, para hacerse de tan delicado cargo? El gobierno de Fujimori y en particular Vladimiro Montesinos desarrollaron una serie de reuniones que se denominaban las “mesas de los miércoles” en las que se trataban los temas de la subversión. Favre se hizo parte del elenco y fue encargado de coordinar acciones para el norte chico. No hay que olvidar que fue en Huacho que desapareció, en junio de 1992, el periodista radial Pedro Yauri Bustamante, secuestrado por seis encapuchados del Grupo Colina. (*) Raúl Wiener Unidad de Investigación del Diario La Primera
Una historia oscura que cuestiona fuertemente la decisión presidencial de escoger a Favre para ponerse al frente de una responsabilidad que requiere una gran entereza moral.Hacia el final del primer gobierno de Alan García, se acrecentó el nivel de violencia política y el número de asesinatos selectivos a cargo de grupos terroristas de Sendero Luminoso en diversas partes del país. Una de las zonas más castigadas fueron las provincias del norte de Lima. En Huaura se asesinó al dirigente del PPC y empresario agrario Javier Puiggros.Fue entonces que se iniciaron los contactos con los servicios de Inteligencia y con la base de la Marina de Guerra para hacer frente a la amenaza. Favre se convirtió en el representante de un grupo de empresarios locales que reunieron una bolsa y abundante información sobre los que serían los senderistas del norte chico. Según relato de uno de los participantes de estas reuniones, los acuerdos a los que se fue llegando implicaban que se harían acciones de identificación, seguimiento, captura, eliminación física y decapitación de los senderistas (o de los que se les considerara como tales), lo que se cerraba con una sesión de fotografía de las cabezas para confirmar que se había cumplido con el objetivo.La Marina habría puesto a disposición elementos de infantería que actuaban en sus tiempos de franco, usando sus armas de reglamento, gozando de recompensas por parte de los empresarios coordinados por Favre. Esta operación macabra llevaba el ingenuo título de “cabecitas peinadas”, porque en su momento culminante se procedía a arreglar los cráneos cercenados. Preguntado sobre este caso el periodista y escritor Ricardo Uceda, autor de Muerte en el Pentágono, indicó conocer el caso de las “cabecitas peinadas”, aunque no llegó a establecer la conexión con ninguno de los empresarios implicados.FujimoriA comienzos de los 90, Julio Favre es nombrado por la Confiep como responsable de autodefensa. ¿Qué credenciales podía exhibir un especialista en pollos, gallinas y maíz, para hacerse de tan delicado cargo? El gobierno de Fujimori y en particular Vladimiro Montesinos desarrollaron una serie de reuniones que se denominaban las “mesas de los miércoles” en las que se trataban los temas de la subversión. Favre se hizo parte del elenco y fue encargado de coordinar acciones para el norte chico. No hay que olvidar que fue en Huacho que desapareció, en junio de 1992, el periodista radial Pedro Yauri Bustamante, secuestrado por seis encapuchados del Grupo Colina. (*) Raúl Wiener Unidad de Investigación del Diario La Primera
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