Traición en la comunidad andina
Eduardo Aragón (*)
Cambio
Se han puesto a pensar en por qué Estados Unidos no tiene un Tratado de Libre Comercio con China, la Comunidad Europea, la India o los gigantes asiáticos? Estos tratados prometen una libertad que no es más que una mentira, porque en realidad, los promocionados convenios, nos atan de pies y manos respecto a la superpotencia que Eduardo Galeano, en su libro Memorias del Fuego, calificó como "La Roma de nuestros tiempos".
Claro, es que el negocio de este país es firmar "TLCs" con países como Costa Rica, Colombia o Perú, llamarlos "socios estratégicos" dándoles dadivas económicas, privilegios comerciales, como premio por su "buena conducta", por su "liberalismo ejemplar" en toda la región, y tomar a cambio su biodiversidad, su mano de obra barata y el campo virgen que ofrecen para la experimentación de nuevos productos biológicos, cultivos como los biocombustibles -que empobrecen los suelos dramáticamente-. Además, se logra dividir a toda una región, como en este caso a la Comunidad Andina, apelando al egoísmo de gobernantes y miembros de la clase dirigente, que hace la vista gorda para no ver que se está dejando pasar un tremendo momento histórico para integración en Sudamérica.
Para Alan García y sus economistas no importa perder la soberanía de los tribunales nacionales, como lo estipula el capítulo 10, sobre inversiones del Tratado en cuestión; tampoco importa la soberanía alimentaria, que queda de lado al abrir las puertas al gran empresario agrícola norteamericano, considerado el más subsidiado del mundo y que solo en el 2007 recibió del ex gobernante George Bush 94 mil millones de dólares en subsidios, monto que representa el doble del Producto Bruto Interno peruano. Por si esto fuera poco, los agricultores gozaron de más de 38 mil millones en inversión directa, mediante precios de garantía y otros mecanismos económicos. En cambio, el 80% de los aproximadamente tres millones de campesinos peruanos no son sujetos de crédito alguno, ni han recibido ningún tipo de compensación económica por parte del Estado, sino que trabajan librados a su suerte y al mercado, por supuesto. Tampoco importa cambiar sin debate alguno nuestra Constitución en los capítulos económicos, agrarios, laborales, judiciales y sobre propiedad intelectual para, como dice la ministra de Comercio Exterior, Mercedes Araoz, "implementar el Tratado" Tampoco importan la voz de los gremios nacionales de las centrales sindicales, los paros agrarios, ni las opiniones de los pocos congresistas nacionales que se opusieron en su momento al acuerdo.
La suerte, al parecer, está echada para los 28 millones de peruanos. Nuestro inminente ingreso al gran mercado de más de 300 millones de consumidores estadounidenses, este 1ro de febrero, no podrá ser detenido, Ni por las intenciones del gobierno boliviano de demandar ante el tribunal de la Comunidad Andina de Naciones al Perú, por no notificar en su debido momento a la CAN del tratado Comercial; ni los clamores de la población campesina, ni las razones de los 500 mil pequeños productores que no califican para este marco de implementación económica. Se cumple, pues, así la vieja sentencia escrita por la intelectual alemana Rosa Luxemburgo, allá por el 1900, sobre la libertad entre zorras y gallinas, cuando ironizando sobre el libre mercado, afirmaba que las zorras "libres" se comerían a las gallinas "libres" en el gallinero "libre". Sin objeción alguna, sin que nadie denuncie la batalla desigual entre estos dos actores de una dramática realidad.
Nuestra independencia continental lograda en 1824, en Ayacucho, y que costó la valiosa vida de cientos de miles de peruanos, argentinos, venezolanos y otros compatriotas del alto Perú, de esta gran Sudamérica que nuevamente en esta plaza estratégica al pie del Pacifico, libra su batalla desigual, miope, inexplicable, sorda, contra la lógica económica de unos pocos. Será tal vez el punto de inicio de una nueva batalla, por una nueva lucha por la verdadera independencia.
(*) Periodista peruano.
Eduardo Aragón (*)
Cambio
Se han puesto a pensar en por qué Estados Unidos no tiene un Tratado de Libre Comercio con China, la Comunidad Europea, la India o los gigantes asiáticos? Estos tratados prometen una libertad que no es más que una mentira, porque en realidad, los promocionados convenios, nos atan de pies y manos respecto a la superpotencia que Eduardo Galeano, en su libro Memorias del Fuego, calificó como "La Roma de nuestros tiempos".
Claro, es que el negocio de este país es firmar "TLCs" con países como Costa Rica, Colombia o Perú, llamarlos "socios estratégicos" dándoles dadivas económicas, privilegios comerciales, como premio por su "buena conducta", por su "liberalismo ejemplar" en toda la región, y tomar a cambio su biodiversidad, su mano de obra barata y el campo virgen que ofrecen para la experimentación de nuevos productos biológicos, cultivos como los biocombustibles -que empobrecen los suelos dramáticamente-. Además, se logra dividir a toda una región, como en este caso a la Comunidad Andina, apelando al egoísmo de gobernantes y miembros de la clase dirigente, que hace la vista gorda para no ver que se está dejando pasar un tremendo momento histórico para integración en Sudamérica.
Para Alan García y sus economistas no importa perder la soberanía de los tribunales nacionales, como lo estipula el capítulo 10, sobre inversiones del Tratado en cuestión; tampoco importa la soberanía alimentaria, que queda de lado al abrir las puertas al gran empresario agrícola norteamericano, considerado el más subsidiado del mundo y que solo en el 2007 recibió del ex gobernante George Bush 94 mil millones de dólares en subsidios, monto que representa el doble del Producto Bruto Interno peruano. Por si esto fuera poco, los agricultores gozaron de más de 38 mil millones en inversión directa, mediante precios de garantía y otros mecanismos económicos. En cambio, el 80% de los aproximadamente tres millones de campesinos peruanos no son sujetos de crédito alguno, ni han recibido ningún tipo de compensación económica por parte del Estado, sino que trabajan librados a su suerte y al mercado, por supuesto. Tampoco importa cambiar sin debate alguno nuestra Constitución en los capítulos económicos, agrarios, laborales, judiciales y sobre propiedad intelectual para, como dice la ministra de Comercio Exterior, Mercedes Araoz, "implementar el Tratado" Tampoco importan la voz de los gremios nacionales de las centrales sindicales, los paros agrarios, ni las opiniones de los pocos congresistas nacionales que se opusieron en su momento al acuerdo.
La suerte, al parecer, está echada para los 28 millones de peruanos. Nuestro inminente ingreso al gran mercado de más de 300 millones de consumidores estadounidenses, este 1ro de febrero, no podrá ser detenido, Ni por las intenciones del gobierno boliviano de demandar ante el tribunal de la Comunidad Andina de Naciones al Perú, por no notificar en su debido momento a la CAN del tratado Comercial; ni los clamores de la población campesina, ni las razones de los 500 mil pequeños productores que no califican para este marco de implementación económica. Se cumple, pues, así la vieja sentencia escrita por la intelectual alemana Rosa Luxemburgo, allá por el 1900, sobre la libertad entre zorras y gallinas, cuando ironizando sobre el libre mercado, afirmaba que las zorras "libres" se comerían a las gallinas "libres" en el gallinero "libre". Sin objeción alguna, sin que nadie denuncie la batalla desigual entre estos dos actores de una dramática realidad.
Nuestra independencia continental lograda en 1824, en Ayacucho, y que costó la valiosa vida de cientos de miles de peruanos, argentinos, venezolanos y otros compatriotas del alto Perú, de esta gran Sudamérica que nuevamente en esta plaza estratégica al pie del Pacifico, libra su batalla desigual, miope, inexplicable, sorda, contra la lógica económica de unos pocos. Será tal vez el punto de inicio de una nueva batalla, por una nueva lucha por la verdadera independencia.
(*) Periodista peruano.
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Me parece respetable pero equivocada la vision del artículo, los EEUU o mejor dicho cualquier país con un poco de plata tiene la puerta libre a la biodiversidad, la mano de obra tampoco seria la razón por que no veo que se venga una lluvia de inversiones y lo de experimentación tampoco por que no precisan de un tratado para ello, los pocos científicos o instituciones peruanas las realizaran alegremente por solo un puñado de dinero o por compartir la gloria en la publicación que resulte del estudio.
ResponderEliminarLo que gana los EEUU con estos TLC es tener un voto mas en las discusiones que tienen con las demas potencias en las negociaciones o discusiones en el marco de la OMC, a diferencia de la ONU el Perú, Burkina Faso y los EEUU TODOS tienen un voto, por lo tanto en la decisión de normas el Perú tiene el mismo peso que los EEUU.
Por eso si tienen a los paises chicos en el bolsillo les será mas fácil hacerle frente a los Europeos, Chinos, Indios y demas.