12.11.07

LOS REYES...DE LA JODA








El rey y el reyezuelo por César Hildebrandt (*)
Hugo Chávez está convencido de que Venezuela se ha extendido al globo terráqueo y es una especie de pangea donde manda la patanería uniformada. Y como Venezuela está en todas partes, piensa este Cara Cortada del populismo en crudo, pues él puede agredir sin ser respondido y ponerse gallo con el que no está presente e interrumpir al que le responde como si las Cumbres Iberoamericanas se hicieran en algún mercado de pulgas y los jefes de Estado fuesen las chicas de un puticlub quitándose la palabra y los clientes.A mí no me gustan los borbones, que arrastran el prognatismo tontón como maldición gitana, ni me gustan las monarquías porque me dan risa y estoy convencido de que son, junto a ciertas iglesias aparatosas, una de las farsas más anacrónicas de este siglo XXI. Y estoy convencido de que si hubiera una nueva guerra civil en esta España troceada por los nacionalismos, el rey Juan Carlos, como sus antecesores, optaría por el fascismo unitarista y en armas.Pero, como se habrá notado, tampoco creo en las mascotas de Fidel Castro, que traicionó una revolución plural y socialista para convertir la isla en una inmensa finca personal. Y el señor Hugo Chávez quiere que este 2 de diciembre los venezolanos aprueben las 69 reformas a la Constitución de 1999 presentadas por él y la Asamblea Nacional (o sea su patio trasero parlamentario, donde hocican ante una voz de orden suya los 167 diputados oficialistas que allí suelen pastar).¿Y qué quiere Chávez con sus modificatorias a la Constitución de 1999? Quiere la reelección sin límite por periodos de siete años cada uno. Quiere nombrar a las autoridades regionales para acabar con la insumisión de los gobernadores. Quiere que el Banco Central, al que se le birlaría toda independencia, se transforme en el supercajero automático del Ejecutivo. Quiere que el poder popular pase a los Consejos Comunales, calco y copia de los CDR de Cuba, los que empezaron como pupila vigilante de la Revolución cuando los imbéciles de Eisenhower y Kennedy querían sabotearla, y terminaron como el tejido delatorio más denso jamás construido en Latinoamérica.¿Qué más quiere Chávez? También quiere que los estados de excepción sean virtualmente ilimitados y que durante ellos la justicia proceda sumariamente y los “formalismos” del debido proceso sean pasados por agua tibia cada vez que el Ejecutivo (es decir, Chávez y su investidura vuelta endémica) lo quiera o lo requiera. ¿Quiere más? Claro que quiere más. También quiere que a las Fuerzas Armadas se les añada las llamadas Milicias Populares Bolivarianas, brazo armado del partido unificado chavista (el equivalente de ciertas Guardias Republicanas recientemente famosas). Ah, me olvidaba: Chávez también quiere que la Presidencia pueda “decretar regiones especiales en situaciones de contingencia”, con lo que el carácter federativo termina sustituido por la gracia de este imperatore del Orinoco.Y quiere muchísimo más, pero mencionarlo todo sería sólo redundar. Lo que quiere Chávez es una dictadura que cada siete años sea ratificada en el estilo que lo fueron las democracias populares del Este de Europa. Lo que quiere es una ranchería, no un país. Y quiere hacerles creer a los venezolanos, como hicieron los comunistas con los húngaros y búlgaros y polacos y checos y rumanos y etcétera, que la justicia social tiene que venir acompañada de la supresión de la libertad.Entonces, si el señor Aznar es fascista –que lo es, como heredero del franquismo– ¿qué autoridad moral tiene Hugo Chávez, constructor en progreso de su propio fascismo dizque de izquierdas, para recordárnoslo?¿Y por qué maltrata a Rodríguez Zapatero encimando su intervención groseramente, impidiéndole hablar, aguijoneándolo hasta la humillación? Porque Rodríguez Zapatero es un señor de buenos modales. Lo que Chávez quisiera ignorar es que Rodríguez Zapatero acabó con el régimen aznarista. Y lo único que Chávez ha logrado con su proceder es haber obligado a Rodríguez Zapatero a defender al fascista Aznar y haber sometido al presidente español a la burla de la derecha española, feliz de que Chávez le haya faltado el respeto al hombre que la derrotó y la ha puesto en su sitio.¿Qué el úcase del llamado rey de España sonó fatal? Sí, sonó fatal. Pero más repudiable todavía resultó la actitud de Chávez de crearle problemas al único mandatario de la Unión Europea que ha hecho esfuerzos recientes por romper el bloqueo que sufre el pueblo cubano, entidad que hay que separar siempre del régimen impuesto por el secretariado del PC cubano.Chávez podrá decir que Rodríguez Zapatero no es el socialista que se esperaba. No podrá decir, sin embargo, que el líder actual del PSOE es un proyecto de autócrata. Chávez ignora que la moderación de Rodríguez Zapatero no es un invento suyo sino un legado de Pablo Iglesias, el tipógrafo gallego que eludió apenas la tuberculosis y fundó, el 2 de mayo de 1879, el Partido Socialista Obrero Español, el partido al que el comunismo de la Internacional acusaría, precisamente, de traidor y burgués. El partido que, sin embargo, Franco persiguió hasta el último día de su vida.El partido que Aznar desharía con una bomba de Bush. Esas son las cosas que no se pueden discutir con un patán que se cree ahijado de Bolívar.

(*) Aparecido en su columna del diario La Primera

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