17.8.11

DIARIO DE LA DESOCUPACIÓN



Diario de la desocupación
Página 8 -  Marcas registradas


Aunque no me guste ser recurrente en ciertos temas, es necesario que escriba (algo repetitivamente) sobre mis idas y venidas en mi relación con mi ex-esposa P. ya que nuestro escarceo telefónico siempre deja en mi personal tintero, algunas pautas para mis notas sobre estas reflexiones que dibujo por las tardes. 
En la última conversación con ella pude percibir, a través de la línea, el profundo resentimiento que he dejado en la sala de sus recuerdos.  
Lo cual no no me quita el sueño porque hay cosas tan inexorables signadas en el tamiz del aprendizaje que me resulta imposible evitar la tarea. 
En nuestras relaciones personales los seres humanos somos torpes y reconocemos tarde los errores, aquellos detalles que se nos escapan por los cuales sin querer le terminamos jodiendo la vida precisamente a quienes mas queremos. 
La personalidad es un espacio grande y egoísta, ancho sin ser ajeno y darle mas espacio del debido genera tristezas y penas. Lo se ahora. Pellejo me ha costado y ha quedado como una cicatriz imborrable.  
He reconocido mis fallas. Trato de enmendarlas en esta nueva vida por la que doy mis primeros pasos. 
Pero no puedo aceptar ciertas cosas que no tienen nada que ver con mis errores pasados. 
Me dijo varias cosas injustas que voy a pasar a detallar:
Una de ellas es que yo la he lapidado. 
No cuento con tal poder, si lo tuviese no habría tanto canalla impune y armándome de una inusitada voluntad lo usaría para hacer de este mundo un lugar mejor. O quizás, al final, no sabría ni como utilizarlo.
A ella, que me dio su amor y la vida maravillosa que genero ese sentimiento (nuestro hijo) le alfombraría el camino con rosas para que sea enteramente feliz haciendo lo que quiera de su existencia. Lo juro.
Que no lo dude nadie. Dios lo sabe y lo manifiesto siendo generoso y permisivo hasta con sus brutales excesos verbales (que provocarían que la distancia física sea también muda) pero que no levantará en mi conciencia ningún demonio de la ira, ni menos algún fantasma del rencor, o la maldición del hechizo de las eternas rencillas.
Me ha dicho también -con ese talante de orate vindicativa e equivocada- que por mi culpa no tiene un negocio propio, ya que estoy listado en Indecopi (que es una institución que se ocupa de los derechos intelectuales naturales o jurídicos) y que por nuestra relación contractual legal (separación sin inicio de trámites por falta de recursos) yo la perjudico, manteniendola en el estado de trabajadora dependiente. cuando ella quiere ser una autogestionaria comerciante.
Quiero entender que por su obvio nerviosismo se ha confundido con Infocorp, entidad que informa sobre la bondad de nuestro crédito (de la cual confieso ser miembro honorario por años, al lado morosos celebres como Primeros Ministros o empresarios monopólicos) y que en el fondo es un razonamiento absurdo porque si cuentas con buenos ingresos o te respalda una cuenta bancaria afortunada y obesa, los bancos te prestan y te esquilman porque reúnes las condiciones imprescindibles para que te conviertan en su próxima víctima y nueva clienta. 
No repara P. que mi situación financiera fue compartida con ella y que lo mucho o lo poco que hice de dinero  lo gaste con ella, y por nosotros y que jamás le ofrecí hacerme rico de solemnidad porque si hay algo que me interesa una buena mierda (discúlpenme el francés) es el dinero, que es como una droga maldita que cuando más tienes, más la quieres.
El dinero cuesta más que los números que le pintan encima a los billetes o que le graban a las monedas.
El circulante o el metálico puede darte una aparente tranquilidad, una falsa paz, comprar cachivaches o pagar servicios, pero es un instrumento que te cuesta sangre y libertad aprender a manejar para que te lleve hacia el bien fundamental que es la irreversible felicidad que se construye por momentos y que en el fondo poco tiene que ver con lo que te encadene a materialismos vulgares que te hacen frío, codicioso, sinvergüenza y siempre vacío. 
Hubiera preferido que en su hablar atropellado no hubiese derrapado y que mi nombre estuviese registrado en Indecopi. Sino con un par de libros,  al menos con la marca registrada que he tenido que heredarle y que es la que identifica su total decepción. Soy el logo marketeado de su desencanto. 
El mundo la hará fuerte a su debido tiempo y en el futuro podrá cruzar dos palabras conmigo sin necesidad de saltarme a la yugular de la conciencia y yo -que no sufro por ausencias femeninas- ya me acostumbré a los cajones vacíos de sus pertenencias pero llenos en mi mente de bonitas reminiscencias, las  que me hacen imposible tenerle mala fe, de expectativas personales radiantes,  aunque ella crea que puede ser una bruja agitándose en lanzarme conjuros y pócimas, mientras que el manto de las hadas que se me ha concedido por estos días, me protege con una mirada casi como de atardecer estival y sonrisas que son un oleaje de ternura. 
Recuerda P. el aprendizaje con dureza te hace mejor. 
Dame las gracias cuando puedas aceptarlo y liberarte. 


H.D.P.

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