19.8.11

DIARIO DE LA DESOCUPACIÓN

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Diario de la desocupación
Página 9: Tortuosa relación con la ficción


Alguna vez la ficción tomó forma, cogió el celular y me llamó por teléfono. Como se dice, en el habla coloquial, me hizo el pare, en one. Me puso en mi sitio. Me cuadró. 
Estaba disgustada porque en mis avatares de pretencioso creativo me había permitido tomar un pequeñísimo retazo de su experiencia y transformarlo en un intento de reflexivo relato de corte dramático social. 
No tenía razón, porque si bien era cierto que ella había inspirado el cuento, éste se encontraba tan sazonado con historias vividas y/o escuchadas en cafés (como suele hacer Quentin Tarantino cuando escribe, en las paradas de camiones en las que pone atención a los diálogos de los conductores y al final los usa en la trama de sus guiones) que era una imagen, lejana y borrosa de lo que en verdad ella podría ser. Ella es una luz inapelable y no aquel esbozo. 
Lo que decía Mario Vargas LLosa del strip-tease pero en sentido inverso. Estaba más arropada que al comienzo.
Incluso anduvo molesta un tiempo hasta que se le pasó el fastidio y entendió que mi oficio (talento dice esa gente buenísima que es excesivamente generosa)  era incontrolable y algo auto-destructivo, que ando desalojando fantasmas, demonios y dragones que me causan hilachas personales por las que sufro y lloro como niñita. 
La creación decía Julio Ramón Ribeyro es una terapia que se convierte en hábito y después en vicio. Muy cierto.
Con el tiempo entendí (todos tenemos esta tarea pendiente) que como apuntaba sabiamente mi viejo (el último de los caballeros) lo mejor es crear o inventar una historia que brote desde los meandros de la mente, bañadita en esa agua rica de la inconsciencia; que ficcionar, desde el fisgoneo desconsiderado por la ventana de la experiencia ajena.
Con el tiempo, la ficción era tan real que compartíamos copas de vino blanco y música intercalada de Sabina y Sanz. Yo soy puro Joaquin y ella se sabe de memoria el repertorio de Alejandro (crápula poético y romántica incorregible)
Hicimos un afinado dúo en un esmerado karaoke con las vanidosas letras de Ricardo Arjona. 
Incluso, a veces, tiendo a engreirla cocinándole -sólo para verla sonreír- mis propios platos de autor, aquellos cuya receta juntan el amor y la creatividad, con los que ella queda siempre satisfecha y feliz. 
Mi relación con la ficción se volvió tortuosa porque ella me ha hecho sentir lo mas hermoso que esconde la terrible realidad que es la vida: Y es que no se pueden postergar los sueños cuando están por llegar, así tengan más de veinte años y vengan de alguna poesía que no se pueda recordar. 
He decidido mi amor, que nunca más seas ficción. 
Que nuestra historia sea tan secreta que ni siquiera he de señalarte con alguna letra que como mágica inicial juegue a poder identificarte. 
Esta nota es para ti y para mi. Sigamos en la aventura que nos depare el día.
Tu sabes cuanto te quiero.


H.D.P.

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