15.9.11

DIARIO DE LA DESOCUPACION


Diario de la desocupación
Página 11 - Dejando a los condenaditos


Es inevitable, que tarde o temprano, las personas que conocemos (que incluso amamos) se conviertan en personajes de ficción, en el esbozo de una actitud o en en el juego de una conducta. Me es duro reconocer que hago lo indecible por sacar a la gente de sus propias miserias, que con todas mis fallas y dudas, me las juego y les lanzo el salvavidas (lo que no debo hacer porque interrumpo su necesario aprendizaje y porque es como darle ambrosía a quienes desconocen el sentido de la exquisitez) y que al final tengo que recibir con la misma paciencia de los desengaños pasajeros resultados nada deseados para darle la bienvenida a la desilusión que me produce verlos irse tan ciegamente a la mismísima mierda. (Perdón por el francés)
Tal vez sea su trabajo tan sucio escarceo. Es su naturaleza. 
En estos últimos meses que preceden a mi separación conyugal, he tratado con diversos tipos de personas. 
En el caso de las mujeres, he clavado mi espada sin piedad sobre damas de años en declive (algunas muy bien conservadas) y sobre jovencitas cuyos senos parecen los de una madre rudimentaria. Y todo fue igual. Nada que crezca.
Porque -como canta el Joaquin- sólo los amores que matan nunca mueren. 
En el específico caso de Patricia (mi ex-esposa y la que fuera el gran amor de mi vida) ha terminado por ser una versión de Kathy Bates en Misery pero flaca (no por dietas bien estructuradas sino porque prefiere gastarse el dinero en ropa más que en su propia mejora como ser humano y de la cual he decidido divorciarme cuanto antes, porque lo último que quiere mi cuerpo ya muerto es que llore como boluda en mi muy feliz velorio) porque verla tan distinta me causa una tristeza del órdago, una lástima atroz, la sensación del fracaso absoluto y  una ausencia de brillo que causa pánico.
Y en el caso de otras mujeres que se acercaron a mis deseos (siempre enhiestos) sólo me queda pedirle a las jerarquías de allá arriba, que no las dejen autodestruirse tan mal, tan bobamente, tan pobremente aferradas a la nave del arribismo que les produce el creer que con un poco de dinero ganado con entrepiernas, van a dejar de ser algún día, inexorablemente las coristas de su propia tragedia.
De mis amigos del mismo genero hago mención en Jorge, brutalmente buen pata, y en Pedro, siempre lleno de una sabiduría impresionante y de otros como Luchito  que ha sabido ser el compañero que te escucha para decirte en silencio que no estas solo, que el clan te respalda y que la vida espera aún lo mejor de ti, de cada uno de nosotros, porque fuimos hechos para sacarle la máscara veneciana a una civilización ya bastante ajada. 
Citó a mi amigo: Abel Peralta Quiroz -que conecta mis bienes personales con los suyos en las setenteras ideas- y a la gente de izquierda con los que compartiremos siempre la próxima revolución de los verdaderos grandes cambios o la definitiva noche de los cuchillos largos que nos libere de tanta indiferente y gananciosa basura de la humanidad. 
He de seguir escribiendo la gran novela. Es mi trabajo. 
Lamento que pasen a la ficción mis musas de estos días. Pero ya no puedo seguir siendo su nano o niñero. 
Sorry, yo tengo que partir a otros continenetes cósmicos que me esperan hace más de veinte años. 
Tengo que dejar bien asegurado y protegido a mi hijo, el Gonza,  que tendrá que ser algo así como el Neo tranquilo y buenagente, de este nuevo triunfo de la raza en donde la matrix de los espejismos es una cosa del pasado que recreamos como si fuera -decía- la ficción que destroza la realidad para darle tu ansiada liberación. 

H.D.P.

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