Diario de la desocupación
Página 28- Suicidas políticos apolíticos
Hace unos años cuando mataba las horas del día en la universidad, con un grupo de pequeños burgueses, caviares y gente de base formamos un FER para postular a las elecciones de la facultad.
Como eramos -entre tanta bazofia, el menor de los males- ganamos el proceso por un amplio margen.
Recuerdo que nos reunimos con los catedráticos simpatizantes del grupo. Uno de ellos, el chino Benitez, quería que voláramos a todos los docentes que habían servido (y se habían beneficiado con creces) durante la gestión del Rector, el inefable Raúl Peña Cabrera.
Muchachos, al fin y al cabo, y tiernos como choclo fresco serrano, muchos se opusieron alegando que esos señores eran buenos enseñando.
Hubo idas y venidas y la discusión se cerró cuando el chino Benitez(*) -ya hecho una verga- se retiró del bar donde nos reuníamos a complotar, (La china, una camara de gas entre dos talleres de reparación de automóviles en Jesús María, cuya propietaria era una norteña culona y asuripantada) asegurando que íbamos a pagar nuestra candidez con una buena dosis de realidad. Y así fue. La realidad recargada nos dió de patadas en el poto.
Dos meses mas tarde y en tratos con los apristas nos desalojaron sin asco con amenazas de acusarnos de terroristas y de expulsarnos.
Y lo que pudo ser, nunca se dió porque no fuimos capaces de asumir nuestra responsabilidad real. Matar no es una opción en cualquier guerra.
Años después, revisó con interés las causas porque la actual administración de Lima, cuya dirección está en manos de una persona cuya honestidad no esta en duda nunca, se deja copar por las mismas mafias que convivieron con Castañeda, siguen ganando licitaciones tramposas, y siguen manejando las cosas como si el Alcalde fuera el mudo de antaño.
Encuentro en mis anotaciones, que la escasez de cuadros de izquierda es lamentable y que la metamorfosis de los apristas y fujimoristas (enemigos jurados de la gestión) es impresionante. Ahí siguen. Ahí están.
Lo de Relima podría ser la punta del iceberg que muestra la incapacidad para liquidar enemigos que sufrimos los románticos de la zurda.
Es más, si le sumamos el síndrome de Belaunde (confiar demasiado en quienes nos rodean) nos vamos a encontrar con la señalización de peligro inminente, de lamentable descuido que se nos acerca.
Se habló de la formación de un Comite de fiscalización "Manos Limpias" para evitar cualquier exceso de confianza que genere que alguien empiece a llenarse los bolsillos con plata de la ciudad.
¿Se puede asegurar que esto no esta pasando en estos momentos?
Como sea, nuestra obligación es poner la pica en Flandes y dejárselas ahí picando, rodando, para que se hagan famosos.
Cuidado con eso, porque si camina como rata, tiene cola, huele a rata, no parece, es una rata y hay que fumigarla en nombre de la decencia que nos acompaña desde la formación en casa y desde los valores que nos inculcaron nuestros maestros más queridos.
El tiempo vuela. No se pierde el tren al que nos ha convocado la historia.
(*) A los años me encontré el profesor Benitez, era autoridad universitaria, manejaba un buen auto del año, vestía de saco y corbata y me resumió su filosofía de vida actual, con una frase cantinera: "los cojudos compadre, no llegan al cielo, y si me voy a ir al infierno mejor me voy cómodo en mi Toyota que incomodo en tu burro".
HDP